Cuando era adolescente, me convencí de que un sueño recurrente y aterrador no podía contener ninguna verdad. Las plantas medicinales me ayudaron a aceptar los recuerdos dolorosos que mi subconsciente intentaba traer a mi conciencia y me permitieron encontrar la paz con esos traumas reprimidos durante mucho tiempo.

Cuando era adolescente, mi familia me excluyó por no seguir las estrictas reglas del culto de mi madre. Esto me dejó con una profunda herida materna que llevé conmigo durante muchos años. El trabajo del útero y la reconexión con mi femenino salvaje me ayudaron a reparar esa parte de mi corazón.

En mi temprana edad adulta comencé a buscar el amor que anhelaba en muchos lugares y con muchas personas. Sumergirme en la naturaleza me recordó que nunca había estado sola y que todo el amor que alguna vez había deseado estaba dentro de mí